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¿Qué es el Fosfenismo?
El Fosfenismo es un conjunto de técnicas para desarrollar las capacidades mentales, psicológicas y espirituales utilizadas por el hombre de forma instintiva desde el origen de los tiempos y explicadas por el genio del Doctor Lefebure. Tendemos a pensar que el Fosfenismo es convertir la energía luminosa en energía mental, de hecho nosotros mismos en multitud de ocasiones lo transmitimos así para hacerlo más directo y fácil en un primer contacto, pero el Fosfenismo va mucho más allá, engloba todas las técnicas que son eficaces en la expansión de la inteligencia y de la conciencia y que siempre se han utilizado. Por ejemplo, la luz, es curioso que nadie antes del Doctor Lefebure haya analizado el comportamiento y la importancia de la luz en las funciones cerebrales. Naturalmente todas las religiones, culturas, tradiciones, es decir, todos los hombres, la han utilizado en su beneficio pero bien por desconocimiento de los mecanismos fisiológicos o por culto al misterio y al poder, nunca nadie lo ha explicado.
Que la luz es buena para el hombre todos lo sabemos, de hecho pagamos más dinero por un hábitat con luz, nos vamos de vacaciones a lugares luminosos y estamos de acuerdo que si no hay luz nada sucede, nada trasciende, pero convivimos con ella sin conocerla ni utilizarla en más de un diez por ciento, es como recoger agua con las manos, ni tan siquiera eso, pues no hay la conciencia de que debamos cazarla, tenerla, almacenarla, utilizarla en nuestra vida como utilizamos nuestra voz.
¿Qué es un fosfeno?
Un fosfeno es la mancha multicolor que permanece en nuestro campo visual después de haber observado durante aproximadamente treinta segundos una fuente de luz adecuada «lámpara fosfénica» y que permanece en nuestro campo visual, aproximadamente durante tres minutos. Cuando el fosfeno está activo tenemos una ebullición neurológica excepcional, si entonces, hacemos un trabajo de reflexión, de memorización, de visualización, motriz etc. transformamos la energía de la luz, fosfeno, en energía mental.
Aplicaciones terapéuticas del Fosfenismo
Cuando se trabaja con luz de un modo consciente, generando una activación cerebral extraordinaria y con un método reconocido y premiado internacionalmente por más de cincuenta años, los resultados terapéuticos son asombrosos. Miles de médicos alópatas, naturistas y homeópatas utilizan la técnica fosfénica para amplificar sus terapias y hacerlas asi más potentes directas y rápidas. Sea cual sea el campo terapéutico las posibilidades son infinitas, el fosfeno genera una fuerza mental maravillosa pero también, una gran energía psicológica y emocional. El Fosfenismo es pues una herramienta irrenunciable para el terapéuta pues acelera su metodología habitual y ofrece al paciente un tono vital y una emotividad tan potenciados que para un debutante en el método es difícil de creer.
Historia del Fosfenismo, de la luz, del fosfeno
Sustituir la palabra luz por fosfeno en los textos del cristianismo es muy, muy interesante, cualquier persona que hubiera seguido un curso de Fosfenismo descubriría la técnica fosfénica en cada rincón de las enseñanzas, eso si, tras un montón de laberintos filosóficos y morales, pero finalmente tras ellos encontraría la técnica…
El mayor milagro de la Iglesia Romana es sin duda alguna el prodigio solar de Fátima, durante diez minutos la multitud, 70000 personas, vio como el sol realizaba movimientos anormales, todos ellos propios del cofosfeno solar…
En Saint-Paul-d’Espis (Tarn y Garona, Francia), en 1947, se produjeron cuatro «prodigios solares» parecidos a los de Fátima delante de varios centenares de personas. Hemos tenido en las manos la prohibición de la Iglesia a los fieles y al clero de publicar cualquier cosa referente a esas «danzas del sol». La razón de esta prohibición es clara: como el comienzo y el desarrollo eran parecidos a los de Fátima, y también a los de Tilly-sur-Seulles (Calvados, Francia) hacia 1900, habría resultado evidente, al compararlos, que lo que ocurrió en Fátima no fue una «suspensión de las leyes naturales» sino un fenómeno científico estudiable. De este modo, desde hace dos mil años, la Iglesia dirige a las multitudes manteniendo en la oscuridad los fenómenos fosfénicos, hasta el punto de creer ella misma en su propio juego, olvidando el papel que dichos fenómenos tuvieron en la génesis del cristianismo…
El zoroastrismo es solar por excelencia, el fuego era el eterno centinela de sus altares todos sus ritos están basados en la observación del fuego y en su presencia. La definición e la palabra mago, según los diccionarios, es sacerdote de Zaratustra…
Alexandra David-Neel fue la primera mujer que entró en el Tíbet, (el Doctor Lefebure fue su médico), estuvo mucho tiempo estudiando los ritos, las tradiciones y los ejercicios que se realizaban en las lamaserías y en todas encontró un grueso libro para interpretar los signos que aparecen cuando se mira directamente el sol…
El emperador Juliano para su iniciación en la religión de Mitra, (culto solar) fue encerrado en una gruta donde debía observar fijamente un cabo de vela encendida durante tres días, y cuando se apagaba por sí misma ver las luces que aparecían en su campo visual. Una vez en el poder ordenó a sus tropas que rezaran todos los domingos observando fijamente el sol…
En el Corán encontramos: imagínate a Dios como una luz en la luz, (véase el capítulo dedicado al punto de luz) podemos pensar que la segunda luz es el fosfeno, siendo la primera la imaginada en su interior, es decir, «mezcla fosfénica»…
Los Incas rezaban mirando fijamente el sol…
Los taoístas fueron perseguidos por sus señores cuando conocieron sus secretos, practicaban observaciones fijas del reflejo del sol en un espejo y de los reflejos de la luna sobre una concha muy pulida…
Los misterios de Eleusis también contenían la prohibición de desvelar las prácticas, pero sin embargo sabemos, gracias a los textos antiguos, que el candidato a la iniciación era introducido en una gruta iluminada con una antorcha. Se le decía que observara fijamente la llama, después se le vendaban los ojos y debía mirar la luz…
Amenophis IV, Akenaton, recorría con su corte la ciudad rezando a la vez que miraba fijamente el sol, tras su muerte los sacerdotes hicieron de desaparecer su nombre de la faz de la tierra…
El célebre monte Athos cubierto de monasterios y ermitaños ya fue citado por Herodoto como sitio monacal. Su vocación mística es, por consiguiente, anterior al cristianismo. Es un fósil viviente de los métodos místicos prehistóricos, y todavía hoy los algunos monjes recitan la Biblia mirando fijamente el sol naciente y después se proyectan el fosfeno en el ombligo…
Los cátaros rezaban mirando fijamente el sol porqué decían, Cristo así lo había enseñado…
La concha de Santiago lleva este nombre a causa de la peregrinación a Santiago de Compostela, en España. Se ha convertido en el símbolo porque es muy abundante en las aguas de las pequeñas bahías profundas de la costa. Hay que añadir que, según ciertas tradiciones, en sus orígenes, los peregrinos utilizaban la valva hueca de la concha como pequeño recipiente para poner agua y debían rezar mirando fijamente el reflejo del sol en esa agua
Fosfenismo e hiperactividad
En un mundo de ambigüedades de claros-oscuros de incertidumbre de dudas y cambios, la evidencia vale su peso en oro y resulta muy, pero que muy evidente, que la luz que nos rodea nos estimula y beneficia, de hecho no solo a nosotros si no a los animales y las plantas. Puede parecer una obviedad pero no es algo que tengamos muy en cuenta en nuestra vida cotidiana.
El Fosfenismo desarrollado por el Doctor Lefebure, explica como la luz puede dinamizar todas nuestras funciones cerebrales y psicológicas, incluso nuestras percepciones sutiles. Nunca nadie ha explicado el porqué todas las religiones e iniciaciones han tenido un origen solar y han enfatizado la observación de luz, no como un ejercicio de abstracción si no como uno mental.
Uno de los efectos que más claramente se aprecian cuando se trabaja con los fosfenos, es la calma y la estructuración de la personalidad. No es extraño pues, que muchas personas utilicen el Fosfenismo como una gran herramienta en el tratamiento de la hiperactividad y/o déficit de atención.
Las tres fases del fosfeno
La aplicación del método es pasmosamente sencilla y no requiere de un tiempo adicional importante al ya normalmente escaso tiempo de las familias con niños con problemas de hiperactividad. Los ejercicios se realizan con un material muy especializado que por más de cuarenta años se lleva utilizando y que actualmente incluso se ha mejorado ostensiblemente.
En el caso de la hiperactividad y/o déficit de atención el niño se beneficia no sólo de la mayor concentración y capacidad de mantener la atención (además de la mejoría en la memorización) sino que también repercute en su emotividad, carácter y atención, de modo colateral. Por esa razón es importante que realice observaciones de la (lámpara fosfénica) no solo durante su sesión de estudio, también a lo largo del día, eso le llevará únicamente treinta segundos mirando la lámpara para cada fosfeno, mínimo peaje para tan gran resultado, de hecho, una vez más, nada distinto a lo que todas las religiones nos han explicado, pero está vez desde la perspectiva de un científico, el Doctor Francis Lefebure.
El Fosfenismo desarrollado por el Doctor Lefebure, explica como la luz puede dinamizar todas nuestras funciones cerebrales y psicológicas, incluso nuestras percepciones sutiles. Nunca nadie ha explicado el porqué todas las religiones e iniciaciones han tenido un origen solar y han enfatizado la observación de luz, no como un ejercicio de abstracción si no como uno mental.
¿En qué se basa el Fosfenismo?
El Fosfenismo se basa (entre otros muchos descubrimientos) en que al observar un punto de luz adecuado se genera en el campo visual un fosfeno, una luz interior de colores cambiantes y que el Doctor Lefebure descubre que tiene unas características propias y que está vinculado al comportamiento mental, psicológico y emocional del sujeto. Cuando, literalmente, la luz entra en nuestro cerebro, es capaz de modificar disfunciones del comportamiento y del carácter, además de facilitar la reflexión y mejorar el estado de ánimo, es decir, nada distinto a lo que todas las religiones nos han explicado con multitud de poesía y metáforas.Uno de los efectos que más claramente se aprecian cuando se trabaja con los fosfenos, es la calma y la estructuración de la personalidad. No es extraño pues, que muchas personas utilicen el Fosfenismo como una gran herramienta en el tratamiento de la hiperactividad y/o déficit de atención.
Las tres fases del fosfeno
Hiperactividad, déficit de atención y Fosfenismo
La hiperactividad no se manifiesta únicamente en una excesiva actividad motora, que suele ir desapareciendo, su problema principal es el denominado (déficit de atención) que entorpece la concentración del niño. Si por algo se ha caracterizado el Fosfenismo durante los cincuenta años de su difusión es por los premios recibidos por la mejora del rendimiento escolar en todos los sentidos, la concentración, la ideación, la creatividad etc. El fosfeno genera una activación neurológica excepcional que, bien pautada, se convierte en una herramienta fundamental en la lucha contra la hiperactividad pues consigue centrar la atención del niño y mejorar su interés que, en definitiva, son los ejes vertebradores de la terapéutica contra la hiperactividad.La aplicación del método es pasmosamente sencilla y no requiere de un tiempo adicional importante al ya normalmente escaso tiempo de las familias con niños con problemas de hiperactividad. Los ejercicios se realizan con un material muy especializado que por más de cuarenta años se lleva utilizando y que actualmente incluso se ha mejorado ostensiblemente.
Tratamiento práctico de la hiperactividad y/o déficit de atención con el fosfenismo
El alumno debe mirar fijamente una luz especial de luz natural durante aproximadamente unos treinta segundos, en ese momento el fosfeno (luz interior) está activado, el niño debe entonces realizar su tarea con normalidad pero ayudado de otra lámpara, que iluminará el texto, muy próxima al mismo. Eso es suficiente para que la concentración sea mucho mayor y el niño mantenga por más tiempo el interés. En el momento en que el niño ha de, no tan solo comprender unos conceptos si no memorizar una frase o una fórmula, procederá como de costumbre. En ese instante el estudio se detiene y, según la técnica, el niño repite verbalmente el texto o lo escribe, pues bien, hará lo mismo pero con un nuevo fosfeno, es decir, mirará la (lámpara fosfénica) y en este caso cerrará los ojos y repetirá, dentro del fosfeno, el texto a memorizar. El Fosfenismo dispone de más de treinta libros, quince de ellos editados en castellano, es fácil entender que está descripción es mucho menos que un resumen, pero puede que les parezca, a alguno de ustedes familiar.Fosfenismo y la importancia de la luz
¿No les recuerda la observación fija del sol de muchas culturas? ¿Quizás les sea familiar la concentración en la llama de una vela? ¿Y la reflexión de la luz en una superficie pulida utilizada para la adivinación? ¿Y el culto al fuego con observación fija del mismo? ¿Les parece curioso que las joyas de la Iglesia Católica sean los denominados prodigios solares? ¿O que en los países con pocas horas de luz solar se produzcan más depresiones y disfunciones de la personalidad? ¿Sabía que la depresión estacional se trata con baños de luz? De eso a llevar la luz al interior de nuestra mente solo hay un paso, ¡que está dado desde 1959!En el caso de la hiperactividad y/o déficit de atención el niño se beneficia no sólo de la mayor concentración y capacidad de mantener la atención (además de la mejoría en la memorización) sino que también repercute en su emotividad, carácter y atención, de modo colateral. Por esa razón es importante que realice observaciones de la (lámpara fosfénica) no solo durante su sesión de estudio, también a lo largo del día, eso le llevará únicamente treinta segundos mirando la lámpara para cada fosfeno, mínimo peaje para tan gran resultado, de hecho, una vez más, nada distinto a lo que todas las religiones nos han explicado, pero está vez desde la perspectiva de un científico, el Doctor Francis Lefebure.